¿Nos os ha pasado alguna vez, que os piden algo para hacer un regalo a una tercera persona, de la que te dan cuatro detalles, y una especie de intuición os dice exactamente qué pieza es la adecuada? Aunque la camufles entre cien más, sabes que la elegida será esa pieza y no otra.
Pues esto es lo que ha pasado con este colgante. Lo hice para mi después de asistir al curso de Docróico en Con A de Arte (dónde sino), pero su destino ha tomado un nuevo rumbo. Espero que a su nueva dueña le guste tanto como a mi.
Qué difícil sacar una buena foto de un colgante con brillos!
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